Cronicas de Una Obsesión. Cont.

2003

- Que dices, me ayudas????
- Bueno cielo me encantaría pero por teléfono no puedo, mi lengua no puede hacer nada desde aquí, que dices si esta tarde en nuestra cita te compenso todo eso??, ademas tu debes hacer algo por mi..estoy toda mojadita de solo pensarte..
- Claro, esta tarde me compensaras..y yo hare maravillas con todo eso que tienes alli debajo.


Ya lo agarre!!! Sabía que a esta cita no faltaría, lo peor para un hombre es que se lo dejen parado y menos cuando no puede hacer nada por ello, eso les da una ansiedad extrema que les obliga a hacer cosas que en condiciones normales no harían.

Una de ellas era el aparente escabullimiento de Félix, no se si es que presentía que me gustaba demasiado o si era que ya no quería conocerme, cualquiera que fuera la razón ya quería sacarme de la mente esta atracción absurda por alguien que ni conozco.

La llamada anterior fue previo las 3:30, ya a las 4:30 me llamaba para confirmar la cita, yo inteligente al fin le dije que por razones que ahora no recuerdo debía ir a casa y que el debía buscarme ahí, desde ahí iríamos donde él quisiera..la idea de ir a mi casa no le gustó para nada, pero la ultima frase le puso a babear y le animo a arriesgarse. Me recogería a las 5:30.

Yo con toda la calma del mundo me prepare para todo, sabía que a provocación telefónica que le hice no me dejaba otra alternativa mas que hacerlo..total yo quería, pero no en la primera cita, de igual forma buscaría la forma de no darlo todo y salir airosa de la situación. Me puse sexy, ropa interior negra, todo listo y bien depilado, olorosa y con el pelo sedoso, recién salida del salón.

Llego a la hora acordada, creo que unos minutos luego, pero al fin apareció, era igual a la foto salvo con unos cuantos pies de altura mas, cara marcada por el acne, una barba de varios días y actitud torpe, aparte de ello era el mismo caballero amable y cariñoso con el que tenía hablando todos estos días. Al verme quedo atónito, el ser expresivo no le borraba de la cara la satisfacción de que yo podría materializar todo lo que la había dicho al teléfono y por eso se apresuró.

De casa tomo ruta directa a la ciudad de los niños perdidos, como yo le llamo, unos moteles cercanos a donde vivo, me sentí nerviosa pero deseada, el en ningún momento me hizo sentir fácil o avergonzada, ante mis nervios justifico el lugar alegando privacidad y comodidad, eso es lo que ellos siempre dicen, a mi realmente no me importaba siempre y cuando me abrazara, me sentía segura con él.

Unos minutos de conversación fueron mas que suficientes para que el hielo se derritiera, sus besos fueron soltando mi cuello que estaba tenso de tanto comportarme como si este no fuera un total desconocido, como si esta no fuera la primera cita y como si yo no me sintiera como una total mujerzuela, sus besos fueron tiernos y borraron todo aquello, lo mejor vendría después.