Tuesday, July 18, 2006

El día Fatídico.

1995

Mi vida no podía estar mejor, 14 años, estudiante de buen colegio, vivo en una casa preciosa, tengo un perro, tengo un maravilloso novio que me adora y tengo amigas y amigos que saben y conocen mi felicidad. En la vida todo tiene su hora, y la mía ya había llegado, por razones de seguridad no narraré tal cual como pasó pues el mundo es tan pequeño que involucrados podrían leerme y saber de quien se trata, pero les contaré como esa burbuja donde vivía se esfumó.

No recuerdo si era viernes o sabado, recibíamos un a visita en casa como de costumbre solía pasar, todos en la sala agasajando y cuidando a los visitantes, luego de que se marcharan, una persona muy allegada a mi padre le llama y desde que eso ocurre yo siento un presentimiento horrible en el comienzo del estómago, algo malo pasará, lo sé.

Al cabo de unos minutos la mirada de mi padre se torna fría, nunca me había mirado así, al instante supe que lo sabia todo, tal vez le contó que Ariel era mi novio, el siempre me había advertido que de todas las personas del mundo no quería que fuera amiga de él, Mi padre entendía que su aspecto de niño lindo y su actitud no eran mas que las de un casanova queriendo pescar muchachitas lindas, pero mi caso era diferente, el me amaba.

Se dirigió hacia mí con un tono airado indicándome que fuera a su habitación que allí hablaríamos, allá esperaba mientras él le contaba todo a mi madre, mi hermano no se salvo tampoco pues él era el inocente cómplice al que yo le pagaba 5 pesos diarios por guardar mi secreto. Al estar en la habitación la conversación se desarrollo mas o menos así:

Pa: Me lo han dicho todo, se lo de Ariel, pensabas que nunca nos enteraríamos?
M: (En llanto) No papi, yo no hice nada malo.
Pa. Que hacían aquí, a qué el venía, porque sé que el venía todos los días a verte, Dime que hacían?!!!
M. Nada papi, solo hablar.
Ma: (En llanto también) Mi hija nosotros te hemos enseñado a ser decente, recibir a un muchacho así no es correcto, por favor dime que era lo que hacían.
M: (En mucho mas llanto) El es mi novio mami, y ya!!
Ma. Pero que te hizo, te besó, te toco, tuvieron relaciones??? ¡!! Dime por el amor de Dios???’
M. Siiii!! (Llorando y sollozando) me besó pero no me hizo más, te lo juro.
Ma: Estas Segura??!!!
M: (LLorando) Nooo, pasó mas pero solo una vez.
Pa: Dios Mio, que hemos hecho mal, nosotros que siempre te hemos enseñado la decencia, tener que estar con el precisamente con él, yo no te he dicho que el no es conveniente, que es un tiguere aprovechado, ahora que? Yo estoy seguro que eso no fue lo único que hizo, creo que pasó más y no lo quieres decir, pero ya lo sabremos, mañana a primera hora iremos al médico.
M: Yo no estaba haciendo nada malo!! Yo, (Llorando partí a mi habitación y caí en la cama, papi me siguió y me abrazó)
P. Mi hija esto lo hacemos por tu bien, hacer esas cosas no es correcto.Nunca olvides que somos tus padres y queremos lo mejor para ti.


Al día siguiente se cumplió lo dicho, me despertaron a primera hora para ir al médico, pero mientras me cambiaba noté que mi padre hablaba con el padre de Ariel, sé que le contó lo sucedido, la cara de mi suegro denotaba indignación no hacia mí sino por lo que había ocurrido, y después de unos minutos se despidieron cordialmente.

Yo, con más miedo que vergüenza me deje llevar a la consulta, sabía que allí mi padre sabría la verdad, pero no sería yo quien lo admitiera, no quería que me odiaran. El médico me examinó, nunca había sentido algo tan frío en mí, su mano y el instrumento que uso me causaron miedo pero mi padre estaba cerca, aunque no ahí conmigo, el doctor buscaba algo perdido, pero no parecía encontrarlo, detrás de mi estaba mi padre y un familiar que lo acompañó, el doctor en voz baja le dijo que no había señales de nada, que todo estaba intacto.

Para mi fue una sorpresa saber que lo que me habían enseñado en la escuela no era cierto, se supone que nosotras las mujeres tenemos una telita que nos cubre ahí abajo y nos dice si somos vírgenes o no, yo no lo era, y sin embargo mi telita estaba ahí, realmente no entendía nada, a mis catorce años era difícil entender cómo si Ariel me había penetrado tantas y tantas veces mi himen estuviera intacto.

Increíble, pero cierto, ya en mi adolescencia, 16, 17 años, entendí que poseía una condición un poco única llamada complacencia, o himen complaciente, el cual al ser penetrada en vez de romperse se estira y luego vuelve a su lugar. Mis padres en ese entonces creyeron que no había pasado nada con Ariel y que no había pasado de besos, simplemente tomaron medidas y castigos contra mí para que no lo viera más.

Creí que luego podría recuperarlo, creí que me esperaría y que al crecer estaríamos juntos, que grande fue mi sorpresa al ver que no fue así, pasó el tiempo y el estaba con otras, yo con nadie, nunca mas lo recupere ni volví a sentir sus labios en los míos, ni su piel dorada sobre la mía, por momentos lo odié, creía que su amor era mas puro, así de puro como el mío, sin darme cuenta de que el sufría al mismo tiempo impotente al ver que yo no defendí lo nuestro ante mis padres y deje que nos separaran.

Nunca más estuve con él, nunca más. Unos años después se mudó y no fue hasta años recientes a mi realidad actual cuando lo vi, pero ya no sería mío.
Mía.

1 comment:

Liga Softcodia said...

wao!..himen complaciente...que no darian en esa epoca todas tus amigas por ser como tu...bueh!..los tiempos cambian, ahora ese ni caso le hacen...

sigo leyendo, mia, con tus besos, solo Mia